Ella
siempre había sido mi inspiración. Cada vez que yo respiraba lo hacía por ella.
Cada vez que yo reía lo hacía porque ella reía. Su mirada me encendía, su boca
me tentaba, y continuamente me dejaba sin respiración. Ahora ella ya no está.
Ahora mi corazón ha dejado de latir. Mis pulmones ya no quieren el aire porque
ella ya no respira conmigo. Siento frio en la cama. Frio de estar solo, de no
compartir ningún momento con ella. De sentir su calor, su cuerpo pegado al mío.
Miro por la ventana, nieva, estrellas, lluvia, noche sin luna. Y así me paso
los días, contemplando la puerta para ver cuándo volverá. Cuándo entrara por
esa puerta y se tirara a mis brazos. Cuándo podre volver a ser yo, a vivir, a
sentir.
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